
Para Beate Uhse, el sexo no fue solo una de las alegrías de la vida. Primero fue un ancla de salvación muy valiosa y luego la clave del éxito y la riqueza. Nacida en Prusia Oriental en 1919, Beate Kostlin, su nombre de soltera, dejó la escuela a los dieciséis años y poco después se casó con Hans Jurgen Uhse, coronel piloto de la Luftwaffe. Beate también obtuvo la licencia de piloto y se convirtió en la única mujer de la aviación alemana. Estalló la Segunda Guerra Mundial y ambos cónyuges combatieron en los cielos de media Europa. Hans Junger fue derribado por la artillería antiaérea inglesa y Beate se convirtió al mismo tiempo en oficial de la Luftwaffe y viuda de guerra. El 30 de abril de 1945, con los rusos ya a las puertas de Berlín, Beate huyó en un bimotor con sus dos hijos hacia el norte. En Lech se entregó a los ingleses y salió con unos pocos meses de cárcel. La vida para una viuda de guerra con dos hijos fue durísima en la Alemania devastada de la posguerra. Beate tuvo una idea que cambió su vida y la de muchos otros alemanes.